El otro día en clase, el Hada nos dejó un bote con agua escondido para que experimentáramos con él. Lo pusimos en la alfombra y dijimos que era transparente (otro día compartiremos con ustedes las actividades en las que jugamos y conocimos los conceptos: "transparente", "traslúcido" y "opaco"). Sabíamos que íbamos a hacer magia, pero no teníamos ningún pañuelo mágico. Por tanto, la encargada del día nos cedió su chaqueta y le pusimos polvos mágicos de nuestros bolsillos. Dijimos las palabras mágicas, pero el bote no se movió como otras veces y el agua seguía ahí... ¿Qué nos falta? "¡La varita mágica!" exclamaron algunos compañeros. "¡Abracadabra! ¡Pata de cabra!" Todos soplamos y, de repente, empezó a moverse un poquito. Poco a poco, el bote mágico se movía más y más rápido, tanto que Susana tuvo que sujetarlo y ¡casi se cae al suelo de todo lo que se movía! Nos reíamos un montón mientras nuestra maestra intenta...