En clase estamos montando un espacio especial dedicado a la educación emocional. Entre otras cosas, tenemos unos carteles que nos ayudan a enfrentarnos a los conflictos que nos producen frustración, enfado, nerviosismo o tristeza. Partimos de la premisa que no existen emociones "buenas" o "malas", todas son igual de válidas y forman parte de nuestras vidas, por tanto enfocaremos la educación emocional de manera que el niño y la niña aprendan a aceptar estas emociones. Los carteles sirven de recordatorio visual para saber los pasos que debemos seguir en el supuesto que el niño o la niña considere que lo necesita. Viene muy bien a los niños que tienen una baja tolerancia a la frustración, a los que se bloquean ante los problemas o a lo que se sale de su control. No están diseñados para la resolución de conflictos como tal, sino a tomar conciencia de las emociones y de cómo estas nos hacen sentir y cómo actuamos en cada caso, así como buscar alternativ...