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Así trabajamos (metodología)

Hay unos principios imprescindibles en cualquier Educación Infantil como son: aprendizaje significativo (Ausubel), trabajar en la Zona de Desarrollo Próximo (Lev Vygotski), globalización (Ovide Decroly), metodología activa (M. Montessori) y desarrollo afectivo.

No obstante, hay muchos otros aspectos que no están en los manuales, pero que sí que están diariamente en mi práctica docente:

Fomentar las relaciones sociales: para muchos, un buen maestro es el que hace que los niños estén en silencio todo el rato. Hoy día afortunadamente, cada vez se ve menos este tipo de ideología, pues nos centramos más en fomentar las relaciones sociales; de esta manera, los alumnos sabrán distinguir cuándo se debe hablar, cuándo estar en silencio para concentrarse y cuándo escuchar. En Educación Infantil es importante que hablen entre ellos, así se desarrolla el lenguaje, la personalidad, se fomentan las relaciones sociales horizontales, la expresión corporal, la resolución de conflictos, los vínculos entre compañeros… Al fin y al cabo, somos seres sociales y nuestra forma de ser y pensar se desarrolla en sociedad.

Fomentar el razonamiento: en clase siempre respetamos todas las respuestas y opiniones, independientemente de que puedan parecer un "disparate". Nunca damos un "no" por respuesta cuando el niño se equivoca. Cuando hay un error (o aunque no lo haya) preguntamos  “¿por qué crees eso?” Ahí vemos su razonamiento, ya que tampoco admitimos un "porque sí" ni un "no sé" o "no puedo". Son expresiones que no se pueden utilizar en clase. Si no sabe responder o sigue convencido con argumentos que no son realistas, la maestra no da la respuesta, sino que remite la pregunta al resto. Observamos todas las respuestas y luego comprobamos (siempre comprobamos), ya que tratamos a la respuesta correcta y al error de igual manera. Así aprendemos que equivocarse es normal y que para aprender hay que equivocarse y así poder pensar.  Si el adulto nos da la respuesta de entrada, no pensamos.

Desarrollar el sentido crítico: está muy relacionado con lo anterior. Pienso que los maestros no debemos educar a niños "borreguitos" que repiten lo que les decimos, les amoldamos la mente a nuestros pensamientos (o a los del sistema) para que de mayores reproduzcan exactamente lo que hacemos y decimos hoy. Yo educo niños que se lo plantean todo, que cuestionan el por qué de las cosas, que debaten desde bien pequeños, que luchan por sus ideas y empatizan  con los demás y respetan las diferentes posturas.

Iniciativa: fomentar la autonomía y la toma de decisiones. Muchos aspectos del aula se someten a votación casi a diario. Se trata de educar a personas competentes, seguras, con pensamiento autónomo, capaces de encontrar soluciones y eso lo trabajamos nosotros desde pequeños.

Respeto a la personalidad del niño: dar libertad (siempre dentro de unos límites mínimos) es esencial. Si se les corta esta libertad, estructurando su vida, diciéndoles de qué color deben pintar cada fragmento de un dibujo para que todo sea “perfecto”, siempre esperarán a que se les diga lo que deben hacer, siendo así incapaces de solucionar problemas por sí mismos. Si cada niño es diferente, no debemos pretender que todos actúen de igual manera. Sería muy triste.

Aprendizaje a través del juego: el juego es fundamental en mi aula, es lo más importante. Jugar es lo natural en el niño, si de ellos dependiera, estarían todo el día jugando (y es lo que deberían hacer). El juego libre les permite explorar, descubrir, equivocarse... ¡aprender! 

Aprendizaje constructivo: intentamos que los alumnos construyan sus propios conocimientos. Para ello es imprescindible la experimentación, el razonamiento lógico, la observación… Consideramos importante en todo proceso de aprendizaje la experimentación, partir de la vivencia.

Elección e investigación del centro de interés: Célestin Freinet planteó en su día los llamados “centros de interés”. Se trata de centrar la atención en algo que interesa al niño. Hoy día este concepto se ha tergiversado, se han creado unos supuestos “centros de interés” estándar a partir de los cuales se organizan las unidades didácticas (el otoño, los alimentos, la ciudad, los medios de transporte…) ¿Alguien le ha preguntado a los niños lo que quieren estudiar?, ¿tiene las mismas vivencias y necesidades un niño de Galicia que uno de Canarias? Si la respuesta es “no”, ¿por qué se enseñan los mismos temas todos los años en la mayoría de centros de todo el país? Vamos a plantearnos la historia desde el punto de vista del niño o la niña. Tiene tres años y entra al cole. Estudia en septiembre el colegio, octubre: otoño y cuerpo humano, noviembre: la ciudad, diciembre: la casa y así todo el curso. Bien, va a cuatro años: en septiembre estudia de nuevo el colegio, en octubre el cuerpo... Cinco años igual, cambio de etapa, llega a Primaria y todo es igual... así hasta 6º de Primaria. Año tras año lo mismo, NUEVE AÑOS DE SU VIDA aprendiendo lo mismo. Y nosotros los llamamos "centros de interés". Ahí habrá de todo menos interés. Lo peor es que nadie ha preguntado a los niños si les gusta aprender sobre "los oficios" o "los medios de transporte" cada año. A lo mejor prefieren estudiar sobre los insectos porque un día vieron una mariquita en clase, ¿por qué no?, ¿de qué tenemos miedo?
 Debemos plantearnos muchas cosas en este sentido. Por eso intento recuperar la idea pura de Freinet: buscar ese eje motivador y a partir de ahí el globalizar hacia todos los ámbitos posibles. Por tanto, en mi clase, los propios niños eligen democráticamente lo que quieren estudiar, muchas veces porque sucede algo en clase y de ahí hacemos todo un proyecto de investigación o bien que los niños planteen una serie de propuestas y las llevamos a cabo a modo de proyecto (puedes ver los proyectos en "páginas" en la parte superior del blog). Los niños eligen el centro de interés y mi misión como maestra es, a partir de eso, globalizar hacia otros ámbitos.

Participación real de las familias: sueño con un aula abierta a las familias en la que puedan participar todas con diversas propuestas, avisando antes, claro. No obstante existen pocos colegios, al menos públicos, que lo permiten. Sé que algunas familias son "especiales", siempre las hay, pero son las figuras de apego de nuestros pequeños, son sus padres, ¿no es bonito integrarlos en la escuela? Queremos que se impliquen en casa, pero le cerramos las puertas del centro. Con "permitirles" que asistan a tres festivales al año ya tenemos excusa para decir que fomentamos la relación familia-escuela. La participación de las familias en las actividades forma parte de mi manera de trabajar en aquellos centros en los que se me ha permitido, siempre lo intento, pero dependerá del colegio. Yo he llevado a padres y a padres de excursión, han venido a clase disfrazados a hacer un teatro, una pócima mágica, a contar cuentos, a enseñarnos juegos de su época, a hacer vasijas de barro o experimentos con hielo, entre otras.  

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