Me llamo Susana y durante los próximos años voy a acompañarte en el colegio, voy a ser tu maestra. Juntos viviremos miles de aventuras y momentos mágicos con canciones y juegos. Aprenderás infinidad de cosas y me encantará descubrirlas contigo, estoy segura que aprenderé muchísimo de ti también. Estoy muy contenta de comenzar este nuevo curso y tengo muchísimas ganas de conocerte. Ya verás qué bien lo vamos a pasar juntos. Tu familia y yo trabajaremos unidos para que seas feliz en el cole y todos los maestros te vamos a dar muchísimo cariño y apoyo.
He encontrado el siguiente texto y me gustaría compartirlo con todos ustedes.
"Nuestros niños no son los de antes. Han cambiado los juguetes de madera por sofisticados juegos de luces y sonidos, con tan solo tocar una tecla aparece un mundo fantástico de la electrónica.
Las maestras no son las de antes fotocopian, amplian, pegan papeles con texturas maravillosas, con solo mezclar agua y yeso reconstruyen huellas de animales prehistóricos
Pero hay cosas que no cambian, que el tiempo y los años respetan. La mirada de un niño de la mano de su maestra y el contacto silencioso, cálido, son signos entrañables de un código único, de un sentimiento profundo de amistad.
Un niño y su maestra son capaces de todo. Pueden pasar horas juntos escuchando canciones, resolviendo problemas con tapas y palitos o simplemente jugando con la imaginación. Pueden descubrir los más grandes inventos e intentar salvar al mundo plantando un árbol.
No son las niñas ni los niños de antes. Las maestras ni los maestros de antes. El mundo no es el de antes.
Pero hay que cosas que no cambian, la capacidad de asombro, la fuerza de la naturaleza, la mirada de un niño o niña y el cariño de un docente que se entrega sin condiciones, día a día, que sueñan y trabajan juntos por un mundo mejor, con un código único, eterno, poderoso, indestructible: el de una profunda AMISTAD."
Cecilia Sabbatini