Pronto comienza el periodo de
adaptación, nuestros pequeños van al colegio por primera vez. Es un momento emotivo
para muchas familias ya que es una prueba más de lo rápido que nuestros hijos crecen, porque ayer le vieron
salir su primer diente y hoy ya tiene la mochila puesta para entrar en el cole.
Se nos hacen mayores. Sabemos cómo se sienten.
Hoy quiero compartir lo que sentimos nosotros,
maestros y maestras. Por eso escribo este post a mis nuevos peques, pero
también a mamis, papis y compañer@s que viven o han vivido este periodo tan
difícil para tod@s.
Llegarás de la mano de papá o quizás de mamá.
“No llores”, te habrán dicho, “yo vuelvo en después”. Intentas aparentar fuerza
y normalidad, pero cuando se acerca la hora de la verdad, de alejarte de tus
papis, la inseguridad te invade. Es normal, llora cuanto necesites.
Yo ya te quiero antes de conocerte, me sé
tu nombre, pero eso tú no lo sabes. He estado pensando en ti estos meses, en
cómo hacer lo mejor para evitar que sufras. Se me parte el alma cada vez que
veo tu carita al alejarte de papi y mami, de verte llorar o de ver cómo te
resignas a estar conmigo en ese extraño lugar. ¡Qué duro es verte así y no
poder consolarte! Te cogeré en brazos, te abrazaré, te cantaré, secaré tus
lágrimas tragándome las mías de impotencia para poder mostrarte mi sonrisa. Dejaré
a un lado mi papel de maestra y mi programación, porque es imposible hacerlo en
este momento, ahora mi misión es hacer que tú te sientas segur@, querid@, protegid@
y feliz. Te querré como si fueras parte de mi familia, al fin y al cabo, serás
parte de mi vida.
Poco a poco irás jugando y llegará un día en
el serás feliz aquí. Ese día yo también lo seré. Créeme, llegará ese momento. A
partir de ahí, todo será diferente. Aprenderás muchas cosas y me enseñarás
muchas más tú a mí. Viviremos muchas aventuras, compartiremos momentos
preciosos, llenaremos el aula de magia y sonrisas, siempre juntos tú y yo. Te
espero con los brazos abiertos y mucha, mucha ilusión.
Tener
un grupo de tres años al principio es duro para nosotr@s también. Pero, cuando
todo pasa, cuando llega ese momento mágico en el que llega la calma, todo es
maravilloso. Es una edad muy intensa, que demanda mucha atención, que necesitan
de nosotr@s para todo. Pero merece la pena. El vinculo tan especial que se
genera entre un/a niñ@ de tres años con su maestr@, es indescriptible. Con
todas las edades posteriores hay una unión y un cariño inmenso, pero con l@s de
tres años, para mí, es mucho más especial. Será por eso que me gusta tanto esta
edad. Así que, aunque al principio sea duro (que lo es), nos angustiemos, nos
desesperemos… ser tutor/a de un grupo de tres años es una experiencia tan
bonita que tengo la mayor de las ilusiones y ganas de empezar y ver esas
caritas.
¡Ánimo, familias! Aquí estaré
para apoyarles en esta nueva etapa.
La primera maestra de
tu hij@