En clase hemos vivido nuestras primeras provocaciones. Nos ha encantado y lo hemos pasado en grande. ¿Quieres saber lo que es una provocación y cuál hemos hecho en clase? No te pierdas este post.
La provocación es un concepto muy utilizado en la pedagogía Reggio Emilia. Es una invitación al juego. El maestro prepara el ambiente con una serie de elementos no estructurados con la finalidad de que el niño explore, realice creaciones, relacione objetos, observe las propiedades de cada objeto, desarrolle habilidades,... en definitiva, que dé rienda suelta a su imaginación y aprenda por sí mismo. En las provocaciones el adulto no debe intervenir, pero sí mantener una actitud de observación para detectar las motivaciones, los avances, las necesidades de cada uno. A la educación tradicional esto del "juego libre con material no estructurado" puede parecer una pérdida de tiempo, pero yo les aseguro que es el mejor momento de todos. El juego libre es fundamental en el desarrollo de los niños y niñas. Además que la pedagogía Reggio Emilia está reconocida como la mejor pedagogía preescolar del mundo por la UNESCO y recomendada por la Universidad de Harvard y por la Unión Europea. Por algo será...
Volviendo a las provocaciones, lo mejor de ellas es que se sabe cómo empiezan pero no cómo terminarán. En casa, desde los doce meses de mi peque, enfocamos el juego heurístico a modo de provocación. Como en clase no hemos hecho muchas aún, pongo fotos de las provocaciones de casa para ayudarnos a comprender en qué consisten y luego ya os muestro la que hicimos en clase.
Aquí el peque apila, construye, explora texturas, temperaturas, colores, hace la pinza con los dedos, realiza trasvases, introduce objetos pequeños dentro de otros mayores... Puedo asegurar que disfruta más con estos juegos que con los juguetes que tiene.
Ahora veamos la provocación de clase: pinzas de la ropa, botellas de zumo recicladas (y bien limpias) y muchos pompones. Como ves, utilizamos materiales reciclados. Esta fue la provocación.
¿Qué pasó después? Infinidad de cosas: unos prefirieron llenar la botella con los dedos, otros con las pinzas de la ropa fortaleciendo así la musculatura de la mano y los dedos, algunos rellenaron las botellas con diferentes tonalidades del mismo color (clasificación por colores). Uno trazó una línea recta llena de colores, otros muchos compartieron con los demás, unas niñas se dedicaron a buscar cuál era la bolita más pequeña, otro peque se dedicó a cerrar y a abrir la botella enroscando y desenroscando la tapa. Además, muchos hicieron lo que denominaron "lluvia de colores" sacudiendo la botella para vaciarla y viendo cómo caían los pompones. Productivo, ¿verdad? Después de todo, el juego libre es una gran manera de aprender.