Hace unos días compartía por aquí que he realizado uno de mis sueños: tener un rincón sensorial y motriz real en el aula. Al ver esta clase tan grande, no me pude resistir a crearlo porque conozco los beneficios de este espacio que es mi favorito, sin duda alguna. Es casi un (mal llamado) rincón Montessori, pues habrá propuestas sensoriales y de vida práctica. Los ámbitos de matemáticas y lenguaje tendrán su propia zona, pero, por cuestión de espacio y porque el arte y el juego simbólico también son imprescindibles, hemos fusionado vida práctica y sensorial en uno solo.
Así hemos estrenado nuestro rincón sensorial con esta provocación con elementos no estructurados: anillas, flaneras, "monedas" de madera, cilindros de diferentes colores, recipientes de madera,... Los elementos naturales siempre son más ricos sensorialmente que los de plástico.
De esta manera, los niños y las niñas han jugado libremente recibiendo a través de vista, oído y tacto distintas sensaciones. Han apilado, ordenado de mayor a menor, introducido unos elementos dentro de otros, han apilado, contado, clasificado,... todo esto de forma libre, pues, según la considerada mejor pedagogía del mundo, el juego libre es la mejor manera de aprendizaje. Mi función como maestra es preparar los elementos necesarios atendiendo a sus necesidades e intereses para que ell@s experimenten, descubran, desarrollen estas y otras habilidades por sí mism@s.